Los años sesenta y setenta traen consigo grandes cambios, pero la familia real intenta mantener la tradición mientras hace frente a conflictos y traiciones.
Isabel se preocupa cuando eligen al líder laborista Harold Wilson como primer ministro en medio de un clima antimonárquico y los rumores de su conexión con la KGB.
Como Gran Bretaña necesita la ayuda financiera de Estados Unidos, Isabel acepta a regañadientes que Margarita la ayude a obtener el apoyo del presidente Johnson.
Un trágico accidente en un pueblo minero de Gales se convierte rápidamente en un asunto político. Isabel y Wilson deben decidir sus posibles reacciones.